Un buen líder, tiene que mantenerse siempre fuerte y dispuesto a mejorar.

Este es un ejemplo para seguir por sus seguidores, y es por esto por lo que tiene que hacerse ver tanto superior como cercano a ellos.

Y exactamente por esto, es por lo que un buen líder necesita mantener una serie de ejercicios, para seguir mejorando día a día y ser un buen ejemplo a seguir.

COMUNICACIÓN

Un buen ejercicio que puedes realizar es coger preguntas que has recibido de tu grupo de trabajo o seguidores, y escribir en un folio lo que contestaste al momento.

Luego, en otro folio, párate a pensar en una respuesta mejor a la anterior, y reflexiona sobre las diferencias entre una y otra para tenerlo en cuenta la próxima vez que tengas que exponerte en público.

IMPULSIVIDAD

Un buen líder tiene que tener cuidado con los impulsos, y no dejarse llevar en ciertos momentos.

Un posible ejercicio para esto es apuntarte en algún sitio cada vez que hayas tenido algún impulso fuera de lugar, y posteriormente, tras haber quedado tranquilo, reflexiona sobre la situación y cómo poder evitarlo la próxima vez.  

TOLERANCIA AL CONFLICTO

Para mejorar la tolerancia al conflicto, recuerda  la última conversación complicada que tuvieses, piensa en cuánto duró la conversación y el tiempo de duración te dará una respuesta a cuán tolerante eres.

Si tu tolerancia al conflicto es baja, párate a pensar cómo puede mejorar y refuérzala lo antes posible.

CONFRONTACIÓN

Cada vez que estés dentro de una conversación complicada, intenta no aprovecharlo para salir del paso. Aguanta y mantente en la conversación hasta que haya otra  oportunidad.

Después de esto, evalúa la situación e inténtalo de nuevo.

Poco a poco te darás cuenta de que ampliarás progresivamente tu capacidad  para el conflicto y el caos, y cada vez serás más fuerte y serás capaz de aguantar situación más complicadas.

Sólo trata de aguantar, aunque te veas sumergido en un caos total.

DECISIONES DIFÍCILES

Piensa en todas las decisiones difíciles que hayas tenido en tu vida y en las que vayas teniendo en tu día a día.

Piensa en que sistema usaste para decidir que opción tomar, y piensa si resultó siendo satisfactoria la decisión.

En caso de que fuera correcta, puedes dar por hecho que estás usando un buen sistema y no tienes por qué cambiarlo.

Sin embargo, si ves que las decisiones no llegan a ser cómo esperabas debes de tomar un pequeño cambio en el sistema de toma de decisiones, y probar otras vías para ver si te va mejor con ellas.

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