Existe un “divorcio histórico” entre el trabajo y la recreación: aún se piensa que, si las personas se divierten, no trabajan. Esta difícil relación cultural, no es más que otro aspecto de la conocida antinomia vida personal-vida laboral. Las estructuras organizacionales, basadas en fronteras funcionales, impiden una interacción igualitaria, abierta y desinteresada entre las personas.
Sin embargo, las actividades recreativas pueden darnos la oportunidad de ver a nuestros colegas, jefes y subordinados desde una perspectiva diferente: pueden derribar las barreras que impiden conocernos.
Cuando se realiza una celebración, el “clima” cambia notablemente. Las personas se relajan, comparten emociones y, sobre todo, se perciben como iguales. Las celebraciones y eventos han probado ser una excelente oportunidad para acercar a las personas en su trabajo, fortalecer la unidad y vencer las jerarquías. De alguna manera, estos “rituales” apoyan muchos aspectos esenciales de la vida corporativa: las políticas de reconocimiento; las recompensas; los estándares de calidad; el desempeño grupal; etc…
Estas actividades recreativas pueden estar relacionadas a intereses particulares de las personas (torneos deportivos; actividades al aire libre; concursos de fotografía; cocina; modelismo; voluntariado; etc…). o vincularse directamente con el trabajo, como es el caso de las siguientes propuestas:
* Celebrar los aniversarios de la compañía
* Festejar los logros y resultados positivos
* Organizarlas despedidas de los empleados que se retiran y las bienvenidas de los que llegan
* Anunciar los eventos importantes para el personal (cumpleaños, graduaciones, casamientos, nacimientos, etc)
* Realizar excursiones temáticas (visitar un museo, una universidad u otra empresa)
La recreación es vital para el espíritu humano. Todos tenemos la necesidad emocional de participar en rituales y ceremonias. En ellos experimentamos sentimientos muy valiosos que, en nuestra rutina diaria, pasamos por alto. Aunque no acostumbramos a pensarlo de este modo, en nuestro lugar de trabajo está siempre presente la necesidad de comprensión, unión y lealtad, que buscamos como personas. Sólo cuando la satisfacemos, podemos funcionar efectivamente junto a otros.
Podemos asignar tareas a un grupo de personas y esperar que las realicen. Pero, si deseamos alcanzar un resultado extraordinario y que se sostenga en el tiempo, debemos reconocer que las actividades recreativas no son interrupciones del trabajo, sino ingredientes necesarios para mejorar el desempeño. El trabajo y la recreación no están divorciadas. De hecho, su combinación representa una de las mejores formas de elevar la productividad.